Japón me persigue, pero el latinoamericanismo mucho más. En Japón hay imágenes del Che desperdigadas por algunos bares, citas de Hugo Mujica en los diarios no oficialistas y (tampoco puede faltar) la presencia de Evita en el teatro. Durante todos los días de julio los tokienses pueden disfrutar del musical de la épica dirigente de Los Toldos. Con subtítulos, claro está. Como todo lo que la globalización se encarga de traducir a través de mecanismos inesperados y desesperanzadores. ¿Qué va a quedar de esos deseos revolucionarios, de esa izquieda nacida en los cincuentas y despedazada a lo largo de las últimas décadas? Que hoy sea un ícono del Broadway nipón quizás sea un guiño de su futuro.
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