Traduje el cuento «Nichigetsu-sama» de Ango Sakaguchi para la revista Estudios de Asia y África, de mi segunda (¿tercerca?) alma mater y lugar favorito en este mundo, El Colegio de México. Publicado en 1949 y no aún traducido, el narrador de este relato adentra en los callejones más oscuros de Tokio movidos por su curiosidad y su deseo de decadencia. Les dejo la primera frase, pero les aclaro que nada (¿poco?) tiene que ver con mi propia vida: «Cuando estuve internado en el psiquiátrico empezó a correrse un rumor: que yo era adicto a las drogas».
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