«Japón: una empresa de trenes pidió disculpas por partir 20 segundos antes«, trascendió por ahí.
Como a la mayoría de los argentinos la mera existencia de Japón los hace sentir inferiores y miserables (cosa que disfrutan más que nada), esto se leyó con gracia, envidia y hasta como una virtud. Más allá del profundo desconocimiento de lo que significa en este país perder un tren (a veces implica perder varias combinaciones siguientes), nadie reparó en que la empresa aprovechó la disculpa para culpar a los empleados y mostrar quién pone los puntos en esta tierra de sol y acero. Es la sumisión al patrón hasta en la más mínima idiotez. Pero también esto a los argentinos les encanta.
DetrásDelSol 
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