Donald Trump ha hecho todo tipo de declaraciones sobre Japón, desde que el país debe fabricar bombas atómicas, hasta que debe pagar mayores impuestos por las bases estadounidenses, las cuales constituyen hoy la mayor defensa militar del país. Con su llegada a Tokio este fin de semana, se confirmó el impacto que tuvieron sus palabras: muchos salieron a repudiarlo; otros tantos, a defenderlo.
No voy a detenerme en el nivel de alienación que implica una “grieta social” generada en base a un presidente extranjero, pero quisiera mencionar que estos polos habían tenido cierto protagonismo en Internet muchos años antes de la victoria de Trump. Hoy está de moda hablar de la micropolítica; acá la tenemos a merced de la macropolítica: Trump y su equipo vienen generando grupos online en Japón desde hace años (y no sólo en Japón, sino también en su tan criticada China). ¿Puede el participar en grupos o comunidades de Internet tener un impacto tan grande como legitimar al presidente de la nación más poderosa del globo? No parece estar muy lejos de la realidad.
Otro detalle siniestro. Si bien no es una publicidad oficial, el siguiente video del director angelino Mike Diva comprueba el nivel de superposición y amalgama que tienen los discursos online, siempre susceptibles a la captura o a la cooptación por parte de fuerzas más poderosas. El presidente de la militarización y el racismo se entronca con todo lo robótico, posmoderno, psicodélico, kawaii y cool de Japón Japan.