No sé quién es Víctor Pombinho Soares, pero en su entrevista no se enfatiza lo suficiente que el problema del salario es central en materia educativa. Un maestro japonés cobra 45 mil dólares al año, goza de sumo prestigio y no tiene un ejército de militantes políticos que los atacan en todas las redes sociales (agrego que además tiene prohibido hacer huelga). Dicho esto, dada mi estancia en Japón, concuerdo en que es un país capaz de servirnos como modelo educativo en muchos puntos. Esto ya lo había dicho Eduardo Wilde en 1897. Lamentablemente, el mal timing de la nota hace que el debate se transforme en un ataque a la legítima lucha docente que está ocurriendo hoy en día en Argentina. Porque, repito, primero está el salario. Con la vocación no se come.
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