Publicado en No-Retornable #3
En 1799 Francisco de Goya grabó una serie de estampas llamadas Los caprichos. La número 43 muestra a un poeta dormido a quien han rodeado una bandada de lechuzas, murciélagos y felinos; contiene la siguiente máxima: “El sueño de la razón produce monstruos”. La expresión “sueño de la razón” es ambigua, puesto que puede significar el reposo de la razón pero también su sueño, o más bien, su imaginación, su fantasía. Esto permite preguntarnos cuál de las dos lecturas es la causa de los monstruos. ¿Lo es el descuido de la obligada vigilancia que requiere el proyecto racionalista y por lo tanto la ciencia? ¿O lo es en cambio un devenir inevitable de estos últimos, un poder que no puede sino salirse del control de quienes lo crearon? Creo que estas preguntas sirven para recorrer gran parte de la literatura y del cine del siglo XX, desde The Time Machine (1860) hasta Neuromancer (1984), desde Metropolis (1927) hasta The Matrix (1999). En este artículo, me gustaría plantear tales preguntas en relación a una de las figuras cinematográficas más canónicas del cine del siglo XX: me refiero al enorme lagarto verde, Godzilla. Desconocemos si Francisco de Goya imaginó o se encontró en alguna de sus pesadillas con una criatura similar. Sí podemos afirmar, sin embargo, que el debate en relación a los monstruos creados por el “sueño de la razón” se encuentra en el mismísimo centro temático de las películas que Godzilla protagoniza.
Creo que Godzilla no requiere mayores descripciones, pero podríamos precisar algunos datos para comenzar. Se trata un lagarto gigante con rasgos de diversas especies de dinosaurios prehistóricos; tiene un cuerpo similar al de un Tiranosaurus y unas placas puntiagudas como las de un Stegosaurus. Pesa 20 mil toneladas y mide 50 metros de alto (por lo menos en el primer film de 1954; luego 80 metros en el film de 1984 y 100 metros en el de 1991). Nació y fue despertado por la radiación nuclear, no sólo de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, sino más precisamente por las pruebas nucleares realizadas por Estados Unidos durante la década siguiente en las costas japonesas y, con más precisión aún, el episodio de Daigo Fukuryu Maru del 1 de marzo de 1954. Es capaz de destruir todo a su paso, de soportar grandes cantidades de electricidad, de detener misiles militares, de destruir aviones y hasta de lanzar un chorro de su boca, una suerte de vapor nuclear. Caos, muerte, gritos, explosiones, aniquilación, rayo nuclear. Godzilla, la pesadilla de Albert Einstein.
Ahora bien, no creo que sea ningún descubrimiento el afirmar que Godzilla es un claro ejemplo de un “sueño de la razón” que devino pesadilla. Me gustaría plantear ahora un paralelismo, una hipótesis, un delirio cinéfilo que traslade esta idea al plano cultural. Y es por esto que postulo que si Godzilla es un monstruo en el campo científico, el film que protagoniza, Gojira (ゴジラ, 1954), lo es en el campo cultural. Creo que el film tuvo ciertas particularidades que ningún otro film del momento tuvo, y me gustaría hacer un breve repaso sobre estas particularidades.
Empecemos por el personaje. Los monstruos cinematográficos de los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial como Drácula, Frankenstein, la Momia y el Hombre-Lobo, eran en su mayoría asesinos, como los gánsteres y otros tantos criminales de la vida real. Podían ser capturados y sus poderes no ponían en riesgo a toda la nación sino a grupos reducidos y generalmente recluidos. Aún en los casos excepcionales, como The Lost World (1925) y King Kong (1933), los responsables de la catástrofe son personajes antisociales y concretos: en la primera, el maníaco profesor Challenger, y en la segunda, un obsesivo director de cine, Carl Denham. Godzilla, sin embargo, es uno de los primeros personajes del cine que pone en riesgo a la totalidad del espacio físico nacional e incluso mundial, y que no comparte con aquéllos ni los rasgos antropomórficos ni los móviles humanos. A Godzilla no lo mueve la ambición o el deseo sino el mero propósito de aniquilar a la raza humana. También, a diferencia de aquéllos, Godzilla no es el enviado de Satanás o de antiguas maldiciones egipcias. Es (y en esto se asemeja a Frankenstein) la consecuencia adversa de una de las disciplinas más valoradas por el hombre: la ciencia. Claro que en las películas de Godzilla también puede achacarse la culpa de su creación a un reducido grupo de científicos, militares y hasta políticos, pero en el film de 1954 no son éstos sino personajes impersonales, agentes de una máquina superior y descontrolada: primero la ciencia y, detrás de ésta, la sociedad toda.
Asimismo, Gojira es un film monstruoso en sí mismo. Tan incalificable resultó para la época que instauró un género propio: las películas de bestias extrañas o kaijū eiga (怪獣映画). Esta nomenclatura resultó luego insuficientemente descriptiva y se eligió el nombre de daikaijū eiga (大怪獣映画), películas de enormes bestias extrañas. Pronto a Godzilla lo acompañaron otros monstruos: Mothra, Anguirus, Rodan, Gamera, King Ghidorah, cada una con sus respectivos films. En tanto construcción, el género resultó ampliamente aceptado por el público y pronto se incorporaron otras criaturas del cine occidental al mismo, como fueron King Kong y Cloverfield. Existe un patrón narrativo en las kaijū eiga: una criatura de incalculable potencial destructivo es creado por intervención humana, ya sea por la negligencia tecnológica o por la ambición comercial. Como he mencionado, estas intervenciones son generalmente de índole a-personal. En la mayoría de los casos, el kaijū en cuestión emerge de las profundidades de una isla lejana del Japón y busca destruir todo a su paso. Otra particularidad: en general la historia de la catástrofe está yuxtapuesta a una historia romántica, finalmente siendo el monstruo aquél que impide la feliz resolución del conflicto amoroso.
Antes que los kaijū, ya existían en el folclore japonés una serie de criaturas relacionadas con un tiempo perdido, pastoril y pre-industrial (recordemos que Japón tuvo sus fronteras cerradas entre 1635 y 1853, recibiendo la modernización occidental y su industrialización sólo a fines del siglo XIX). Estas criaturas recibieron el nombre de yōkai y existen oni, kitsune, kappa, tengu, todas criaturas parte animal y parte humanas. Gozdilla, sin embargo, difícilmente puede entrar en dicho grupo. Godzilla es mucho más que el destello de un mundo perdido; es simultánea y contradictoriamente la cicatriz y representación de la historia reciente (la Segunda Guerra Mundial) y la potencia aniquiladora, el deseo de borrar de una vez y para siempre a la humanidad. Aunque los siguientes monstruos no tuvieron el poder destructivo del primero, sí podemos afirmar que Godzilla y los demás kaijū tienen poco que ver con los espíritus de los bosques, con los zorros y ratones parlantes de la tradición yōkai. Asimismo, me gustaría repetir que, en general los kaijū tiene una particularidad muy propia del siglo XX: su monstruosidad es producto de los efectos de la radiación nuclear. Son estos monstruos el resultado de un poder que se ha salido del control de los seres humanos, que viene a recordar los límites humanos y que encarna en cuerpo propio las pesadillas más horribles del “sueño de la razón”.
Debo agregar que Gojira es un film que se ha multiplicado monstruosamente. En Occidente, muchos son quienes conocen a Kurosawa Akira y otros tantos a Hayao Miyazaki, también a Hiroshi Inagaki y a Mizoguchi Kenji. Pero lo cierto es que ninguna película japonesa ha tenido mayor difusión, éxito de taquillas y trascendencia comercial como Gojira. De hecho, Godzilla tiene una impresionante cinematografía, habiendo protagonizado decenas de films y anime. Sólo en Japón, la productora Tōhō –conocida también por las películas del mencionado Kurosawa y los anime del estudio Ghibli (películas del también mencionado Miyazaki)–, produjo tres largas series de Godzilla: la serie Shōwa (entre 1954-1975, 15 películas), serie Heisei (entre 1984-1995, 7 películas) y la serie Millenium (entre 1999-2004, 6 películas). Además de estas veintiocho, está la versión norteamericana de la primera (Godzilla, King of the monsters! , 1956), un remake noventoso protagonizado por Matthew Broderick (Godzilla, 1998) y una proyectada para el 2014 a cargo de Gareth Edwards.
Si hablamos de la multiplicación monstruosa del film original, no podemos pasar por alto las considerables diferencias entre las versiones japonesa y norteamericana. En Godzilla, King of the Monsters! (la versión norteamericana de 1956) se sacaron 20 minutos de la japonesa de 1954. También se cambiaron la música y algunos diálogos, resultando esto en tramas ilógicas y confusas. Finalmente fue subtitulada al japonés y re-proyectada en Japón con estos cambios, teniendo un enorme éxito en las taquillas. En esta dirección, la rivalidad entre Japón y Estados Unidos fue el producto de lo que sería una larga tradición de enfrentamientos entre kaijū, no sólo japoneses sino también occidentales: King Kong vs. Godzilla (1962), Godzilla vs. Mothra (1964) y Godzilla vs. Monster Zero (1965), entre otras que encontrarán al final de este artículo. Si bien la Guerra y dicha rivalidad son la explicación que indudablemente sustenta estos cambios y estas nuevas producciones, creo que también podemos considerarlas consecuencia de la monstruosidad del film. Indefinible, extraño, monstruoso, éste debe necesariamente ser adaptado, modificado, re-producido, como un flujo que no permite ser capturado por un único y determinado paradigma cultural.
Todavía más, a las repercusiones monstruosas del film debemos sumar que la crítica y la prensa cultural occidentales que, a diferencia de las japonesas, recibieron a Gojira negativamente. ¿Un lagarto gigante, decenas de cadáveres, escenas innecesariamente melodramáticas, actores con trajes de goma espuma? Sin duda ese malgaste de rollo cinematográfico debe archivarse junto a otras películas de clase-B. El británico Alan Booth escribió respecto a las películas de la época (y con un trasfondo ideológico nada sutil): “Creo que una reseña semanal del cine japonés es un uso innecesariamente promiscuo de árboles manufacturados en papel”. Aún así, Gojira tiene su génesis dentro de lo que podría llamarse vagamente la «alta cultura». Su director, Honda Ishirō, fue amigo de Kurosawa y lo ayudó como consultor y asistente; de hecho, Honda colaboró en diversos films de Kurosawa: Stray Dog (野良犬, 1949), Kagemusha (影武者, 1980), Ran (乱, 1985), Dreams (夢, 1990), Rhapsody in August (八月の狂詩曲, 1991) y Mādadayo (まあだだよ, 1993). Honda era, entonces, un artista respetado por su círculo de camaradas y amigos, incluido el más reconocido de los cineastas japoneses de la posguerra. La crítica, sin embargo, inmediatamente lo calificó como un “mero cineasta de películas de monstruos y otras chiquilinadas”.
También, muchas de las películas de Honda fueron protagonizadas por los actores más reconocidos del momento: Takashi Shimura, Minoru Chiaki, Akira Kuro, Toshio Tsuchiya. Sin embargo, y como he mencionado, la crítica norteamericana desestimó a las kaijū eiga de Honda. Ni siquiera compartir los antedichos actores con el también mencionado Kurosawa pareció salvaguardar a Honda de las más demoledoras críticas. En cuanto a la actuación de Takashi Shimura en Ikiru de Kurosawa, publicó el New York Times: “es el mejor actor del mundo”. Pero al referirse a una película del estudio Tōhō también protagonizada por él, publicó: “Ni uno sólo del reparto sabe actuar”.
También existieron notables divergencias entre las críticas americana y japonesa. En otra vuelta de tuerca respecto del “sueño de la razón”, los japoneses vieron en Gojira no sólo un film de oscura calidad poética sino, también, un avance tecnológico inigualable para la industria del cine. Lejos de tratarse de una pesadilla de la razón, las películas de Godzilla abrieron para el campo cultural japonés toda una serie de posibilidades, antes consideradas de pertenencia exclusiva del cine occidental. Transcribo a continuación algunas de los comentarios de la prensa cultura japonesa de 1954, donde se hace una particular defensa de los medios usados por Eiji Tsuburaya, director de efectos del film:
– “Los efectos especiales de la película son geniales. Es realmente un avance en el cine japonés”.
– “En cuanto a los efectos especiales, siempre nos sentimos avasallados por Estados Unidos. Pero Gojiraes una cosa realmente única”.
– “Con este tipo de películas, generalmente sentimos que América tiene el monopolio. Que podamos filmar una película así también en nuestro país es una verdadera alegría”.
– “En este tipo de películas, consideramos a las americanas como magníficas. Pero Gojira nos hace sentir orgullo de que Japón pueda producir algo de esta calidad”.
Por último, Godzilla ocupa un lugar privilegiado y central en la cultura popular mundial y se ha vuelto un ícono de Japón en el imaginario occidental. Entre otras cosas, Godzilla ganó un premio MTV de trayectoria, Mia Farell declaró en los Oscars que Godzilla era su película favorita y pocos actores o personajes han tenido un merchandising y una parafernalia tan impresionante y rentable. A cualquiera que le interese obtener mayores datos, podrá hacerlo también en uno de los tantos sitios dedicados a Godzilla. Éste es uno de los más completos, aunque hay miles; en japonés he encontrado docenas antes de aburrirme. Incluso el sufijo –zilla se ha aplicado a innumerables palabras para formar neologismos de todo tipo (truckzilla, pornzilla, mozilla); en Flores, por ejemplo, muy cerca de mi casa, hay una pizzería llamada «Muzza-zilla». Pocas películas, asimismo, han creado tantos mitos como Godzilla, desde el nombre del monstruo que habría nacido del apodo de un miembro de la productora, hasta el supuesto segundo final de Gojira que reivindicaba el poderío norteamericano. Además de la pizzería de Flores, en tierras argentinas hemos tenido hace poco una noticia de la National Geographic que podrán ver aquí; titulaba: “Hallan restos fósiles de un antiguo Godzilla en Neuquén”. También aparece en Star Trek, The Simpsons, South Park, entre otras tantas películas y series, y de más está agregar que Godzilla ha tenido sus propios libros de historia, sus propios videojuegos y numerosos discos de música en todo el mundo. Para no abundar: Gojira es mucho más que un film sobre una coyuntura histórica propia del Japón de posguerra y se ha convertido ya en un ejemplo paradigmático de un proceso de mundialización de la cultura.
Creo que ya no podemos encerrar a un producto cultural determinado dentro de un paradigma nacional, cualquiera sea la definición que le atribuyamos a esto último. La circunscripción más común es, por ejemplo, la de la lengua. Muchos dicen que será cine japonés aquél que esté en ese idioma. Pero de ser así, ¿es el film de 1954, Gojira, el verdadero, el real, el auténtico Godzilla, y no ya el norteamericano Godzilla, King of the Monsters! de 1956? ¿Qué diremos de las secuelas, de Son of Godzilla o Godzilla vs. Mothra vs. Mechagodzilla: Tokyo S.O.S. ? ¿Es menos godzíllica la patética versión yankee de 1998? Y qué si surge un nuevo Godzilla, ¿qué características tendrá y cómo podremos percibirlas en relación lo sucedido en la planta de Fukushima en 2011? La discusión de fondo radica en cuáles son los límites y las características nacionales de un objeto cultural determinado. ¿Podemos concebir a Godzilla por fuera de su carácter monstruoso e inabarcable en el plano de una cultura mundializada? ¿Qué otros productos culturales se han salido ya de las intenciones de su creador para tener una vida propia, en cualquier lugar del planeta? Supongo que estas repercusiones son tanto o más importantes que el contenido y la forma intrínseca de cualquiera de los films del enorme lagarto verde. Desde Neuquén, y desde Flores, en Argentina tenemos algo que nos recuerda este fenómeno.
http://www.Tōhōkingdom.com/, sitio no-oficial de la productora Tōhō.
http://godzillamonstermusic.com/, sitio sobre música y efectos sonoros de Godzilla.
http://www.henshinonline.com/, blog sobre kaijū eiga.
http://neomonsterisland.com/, galería comics alternativos para la saga.
http://www.kaijuphile.com/, una guía para todas las kaijū eiga.
http://creaturescape.com/, sitio sobre los muñecos articulados de Godzilla.
http://www.youtube.com/watch?v=WdgVCn5lAKc, un completísimo documental de la BBC.
1. Godzilla: King of the Monsters
2. Gigantis, The Fire Monster
(o también Godzilla Raids Again )
3. King Kong vs. Godzilla
4. Godzilla vs. the Thing
(o también Godzilla vs. Mothra)
5. Ghidrah, the Three Headed Monster
6. Godzilla vs. Monster Zero
7. Godzilla vs. The Sea Monster
8. Son of Godzilla
9. Destroy All Monsters
10. Godzilla’s Revenge
11. Godzilla vs. the Smog Monster
12. Godzilla vs. Gigan (o también Godzilla on Monster Island)
13. Godzilla vs. Megalon
14. Godzilla vs. the Cosmic Monster (o también Godzilla vs. The Bionic Monster o, Godzilla vs. Mechagodzilla)
15. Terror of Mechagodzilla
・Serie Heisei (1984-1995) :
16. Godzilla 1985
17. Godzilla vs. Biollante
18. Godzilla vs. King Ghiodrah
19. Godzilla vs. Mothra (o también Godzilla and Mothra: Battle for Earth)
20. Godzilla vs. Mechagodzilla (II)
21. Godzilla vs. Space Godzilla
22. Godzilla vs. Destroyer
・Serie Realidad Alternativa (1999-2001) :
23. Godzilla 2000
24. Godzilla vs. Megaguiras
25. GMK: All Monsters Attack
・Serie Nueva Generación (2002- ) :
26. Godzilla vs. Mechagodzilla (III)
27. Godzilla vs. Mothra vs. Mechagodzilla: Tokyo S.O.S.
28. Godzilla: Final Wars
Película norteamericana (1998) :
Godzilla
NORIEGA, Chon: “Godzilla and the Japanese Nightmare: When Them! is U.S.”, in Cinema Journal, Vol. 27, No. 1 (Autumn, 1987), pp. 63-77.
QUARTUCCI, Guillermo: “Notas de cine japonés”, en Estudios de Asia y Africa, Vol. 19, No. 3, 61 (Jul. – Sep., 1984), pp. 422-431.