晋三くん、またやっちゃったよ!
Abe Shinzō, primer ministro de Japón y presidente del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD), renunció a causa de su colitis ulcerosa crónica en medio de una serie de escándalos políticos y de una crisis mundial sin precedentes. Esta información, que millones de personas vieron en los noticieros el pasado domingo 30 de agosto de 2020, también fue primicia el 12 de septiembre de 2007, cuando Abe había renunciado ya a su puesto de primer ministro, con la misma explicación y en las mismas escandalosas y turbulentas circunstancias. La historia ocurre dos veces: la primera vez como tragedia y la segunda… también.
Abe ha sido fuertemente criticado por sus constantes implicaciones en casos de corrupción, por su negacionismo de hechos históricos como los relacionadas a las ianfu (‘mujeres del consuelo’ o ‘prostitutas de los militares’), por su coqueteo con el presidente estadounidense Donald Trump, por sus recurrentes intentos por modificar la Constitución para permitir una mayor militarización de Japón… Pero por sobre todas las cosas, Abe ha sido defenestrado por intensificar casi todos los problemas estructurales que padece hoy en día Japón, a saber: deuda externa, transformación demográfica y poca competitividad de las industrias.
Abe también fue criticado por su manejo de la pandemia del coronavirus. En un primer momento, lo único que hizo fue enviar dos máscaras lavables por casa –¡no por ciudadano!– para prevenir el contagio. Hoy, 100 mil de esas máscaras han sido devueltas sin que nadie quiera usarlas. Yo tengo las mías acá en casa y sin usar. Porque encima la primera tanda salió fallada y no protegían a los usuarios… ¿Pero cómo? ¿No era que Japón venía manejando la pandemia de forma envidiable? Sí, hay algo de verdad en esto, pero no fue gracias al gobierno, sino a la responsabilidad de la población. De hecho, según una encuesta de mitades de agosto, casi el 60% de la gente no apoya el desempeño del gobierno ante la crisis sanitaria mundial.
Los políticos de toda Asia (y el mundo) están a la espera de cómo resuelve esta crisis política un país cuya economía, aunque en decadencia, sigue siendo una de las más importantes del mundo. También el pueblo japonés está expectante a quién será su nuevo líder y a saber qué políticas mantendrá y cuáles cambiará, sobre todo en el contexto del coronavirus. Pero bueno, los políticos cambian y el pueblo japonés va a olvidar (otra vez). Y quizás en una década yo deba re-escribir esta misma entrada y con el mismo encabezado: “Abe Shinzō, primer ministro de Japón y presidente del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD), renunció a causa de su colitis ulcerosa crónica…”.
En fin, recordémoslo por lo bueno:
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